ATENCIÓN:
CURSO APLAZADO POR MOTIVOS DE SALUD DEL PONENTE
Información del taller 9 y 10 de mayo en Murcia
CURSO APLAZADO POR MOTIVOS DE SALUD DEL PONENTE
Información del taller 9 y 10 de mayo en Murcia
LA
ATENCIÓN PLENA EN LA PRÁCTICA CORPORAL
¿Una
pedagogía corporal?¿Una terapia del movimiento?¿Una gimnasia?.
Todas estas preguntas pueden responderse afirmativamente, para
definir esta práctica corporal que denomino Trabajo
con el Potencial Corporal. Se apoya
en la premisa de que cuando la consciencia está desplegada, un
pequeño estímulo puede producir una gran resonancia.
A
diferencia de otras técnicas de reeducación, esta es una práctica
corporal no directiva, no utiliza la inducción, no se propone dar
instrucciones de cómo tendríamos que respirar o cual sería la
postura correcta o una determinada manera de funcionar. Establece una
diferencia entre adoctrinar en lo corporal y facilitar experiencias
que ayuden a la persona a funcionar con mayor libertad, plenitud y
consciencia. Está basada en la confianza de que nuestro organismo
posee una tendencia a poner todo en su lugar cuando se le da la
mínima oportunidad.
Trabajamos
con la idea de que no hay resultados previsibles. El objetivo no es
cambiar el cuerpo directamente, reeducar sus “imperfecciones”, se
trata más bien de cambiar la actitud interior con la que nos movemos
y funcionamos. Explorar el movimiento desde el silencio de la razón,
vivir plenamente su fisiología, anteponiendo la curiosidad al
análisis, como dice el zen, con mente de principiante. A través de
experimentos corporales buscamos la plena consciencia de lo que
hacemos. Esta búsqueda nos permite hallar, a veces de manera
inesperada, sentimientos guardados en nuestro interior, despertar
sensaciones dormidas o tener experiencias conmovedoras que pueden
llegar a producir un cambio en la totalidad de la persona y a su vez
reflejarse en el aspecto físico.
A
nuestros experimentos no se les da previamente un significado, no hay
un mapa determinado por el que transitar, estamos interesados en
recoger el significado que para cada cual tienen nuestras prácticas.
Empleamos
herramientas muy variadas, el trabajo tiene una dimensión
estructural al abordar el tejido muscular y la fascia, los huesos, el
sistema esquelético. También tiene una dimensión funcional muy
importante, se trata de la coordinación neuromotriz, se despliegan
un sinfín de posibilidades basadas en el aprendizaje de patrones
inusuales de movimiento y trabajo con la micromovilidad, haciendo del
movimiento una experiencia consciente.
¿Cómo
se puede mantener la consciencia desplegada?
La
puerta de la consciencia se abre gracias a la percepción que no hace
juicios, que no interpreta. La consciencia se mantiene desplegada
cuando la persona no se hace una idea preconcebida de lo que está
percibiendo, cuando la curiosidad genuina se convierte en el motor de
la exploración, cuando permanece abierta la capacidad de asombro, la
atención está en lo inmediato y no hay evasión. Cuando la
capacidad de escucha es más importante que la necesidad de expresar
o decir. Con frecuencia nuestro discurso es reflejo o forma parte de
nuestra personalidad y ésta permanece al servicio del personaje que
casi siempre tiene algo que ocultar.
Es
desde la consciencia desde donde podemos acceder a la verdadera
naturaleza de las cosas (a nuestra verdadera naturaleza), es este
estado el que nos acerca a la potencialidad pura, a la fuente, al
origen del si mismo donde a veces, por momentos, podemos transcender
la dualidad y experimentar la unidad.
Tiene
que ver con el no esperar, con no luchar y confiar, con mantenerse al
margen de la reactividad del pensamiento y con el no apego. La
percepción pierde nitidez o casi se extingue cuando las
elaboraciones mentales adquieren protagonismo, cuando nos perdemos en
algún pensamiento la conciencia abandona el cuerpo y perdemos el
contacto con el ahora.
La
consciencia se mantiene desplegada cuando podemos mirar con el
corazón. La llave maestra que nos ayuda a salir del modo “piloto
automático” siempre es la atención. Algunos alumnos han descrito
este trabajo como un antídoto contra la neurosis.
¿Cuándo
te escucho, parece que estés hablando más de una filosofía que de
una técnica corporal?
Estoy
hablando de una práctica corporal aplicada con filosofía y lo
cierto es que en nuestra cultura no estamos acostumbrados a este tipo
de cosas. La propuesta consiste en aplicar este manejo de la
consciencia a la práctica corporal, experimentar el cuerpo en
movimiento con la consciencia desplegada, se trata de moverse,
sentir, percibir y darse cuenta sin que las vivencias del pasado y
las expectativas interrumpan la plena consciencia del momento y así
poder explorar nuevas actitudes, más libres, más vivas. Se puede
definir como un viaje consciente a través de la geografía corporal.
Lo que resulta original es que al
mismo tiempo que trabajas sobre aspectos físicos como las
articulaciones, el tono muscular o la fascia, estás entrenando la
atención y evitando que nuestra concepción de las cosas se
interponga ante nuevas experiencias.
A veces utilizo una metáfora para referirme a uno de los principales
aspectos de esta práctica, me gusta decir que es un trabajo que se
lleva a cabo “con las puertas abiertas”, las diferentes
“estancias” de la persona están abiertas, no hay habitaciones
cerradas o compartimentos estancos, se pretende que “corra el
aire”, que entre la luz. Todos los “espacios” o dimensiones de
la persona-organismo están intercomunicados por la consciencia,
tanto a nivel físico como sensorial y emotivo. La búsqueda de Elsa
Gindler estaba centrada en un funcionamiento pleno de todos los
planos que constituyen al ser humano. Podemos hablar de integración,
esta es la vivencia de la gran mayoría de participantes.
Experimentar dicha integración nos aporta salud, coherencia y
autoconfianza, nos acerca a la naturalidad y nos permite ver con
mayor claridad hacia donde queremos orientar nuestros pasos.
Antonio
Damasio afirma que el propósito primordial de la consciencia humana
se orienta hacia la gestión y conservación de la vida y que mucho
antes, a nivel del comportamiento celular, en el origen de la vida
este propósito ya se encontraba presente en forma de actitudes e
intenciones. Es esta intencionalidad que inicialmente se encontraba
presente en los procesos biológicos básicos la que se ha ido
reflejando progresivamente de manera sofisticada y compleja en este
proceso inmaterial que denominamos consciencia.
Desde
este punto de vista, nuestro trabajo consiste en redirigir dicha
intencionalidad desde la consciencia hacia el soporte biológico
donde fue engendrada y de esta manera la consciencia actúa como un
amplificador de este potencial presente en todos los seres vivos.
¿Cómo
es una sesión de Trabajo con el Potencial Corporal?
Es
como si alguien que te quiere cocinara amablemente y sin prisas para
ti y mientras tanto te fuese ofreciendo diferentes platos para
degustar: “Prueba esta sopa y dime qué te parece” “¿Te gusta
este guisado?” “¿Cómo encuentras esta textura?” “¿Qué te
parece esta bebida?” “¿Te apetece algo de postre?”. El
facilitador/a va ofreciendo diferentes propuestas mientras el grupo
interactúa con él, es algo experimental.
“¿Qué
te hace sentir la presión de este bastón en la espalda?” “¿Cómo
estás si tu hombro descansa sobre esta pelota?” “¿Qué ha
cambiado en tu respiración después de friccionar el esternón?”.
Los diferentes experimentos o prácticas, se van sucediendo de manera
fluida. No hablamos de comida rápida ni de platos precocinados. Se
trata de interacción, de creatividad y empatía, es así como es
posible crear sesiones diferentes para cada día y para cada grupo de
personas.
Una
de las cualidades de este trabajo consiste en que la persona que
participa en él debe permanecer en silencio y escuchar, mientras
practica solo hablar de aquello que está experimentando. Identificar
cómo responde su organismo a las diferentes propuestas y expresar
cómo se siente. La palabra, cuando se ajusta al sentimiento nos
ayuda a existir, nos deja en paz y así se convierte en un medio de
expresión para la consciencia que se materializa a través de la
palabra. Este sencillo ejercicio de introspección, escucha y
expresión puede llegar, con el tiempo, a equilibrar esa marcada
tendencia que tenemos las personas a estar vertidos hacia afuera y
que nos mantiene a menudo desconectados de nosotros mismos. Es un
ejercicio de atención que nos ayuda a tener una percepción más
clara de la realidad, nos brinda la oportunidad de no emitir
pensamientos continuamente y aprovechar la fuerza del silencio. El
hacer uso de esta capacidad, constituye un principio vital para las
personas, el de mirar hacia dentro y contemplar sin actuar. Sin duda,
un modo de cultivar el discernimiento y la ecuanimidad.
La
sesión se convierte en un espacio de
protección donde no hay juicio, solo
empatía y aceptación.
¿Qué
efectos destacarías de tu trabajo?
En
general, beneficia a todos los sistemas, sus efectos son
extraordinarios a nivel del aparato locomotor mejorando las funciones
de movimiento, la autoregulación del tono muscular y la coordinación
neuromotriz. Reduce el estrés a todos los niveles y estimula nuestra
propia fuerza vital, para favorecer la capacidad de autocuración.
Es
un trabajo de integración psico-física que aporta coherencia. Con
el tiempo he comprobado que poco a poco se va produciendo una
transformación personal que yo denomino “deconstrucción
física del personaje”.
La
constitución de nuestra personalidad se lleva a cabo sobre un
potencial genético que cada uno traemos y sobre el cual se van
instalando motivaciones esenciales, carencias, frustraciones y
satisfacciones. Nuestras células están impregnadas de actitudes,
emociones y sentimientos. Entre la infancia y la adolescencia creamos
una estructura de comportamiento que nos resulte funcional en
nuestras relaciones, necesitamos ser aceptados, afecto y
reconocimiento, sentir que pertenecemos. Algunos autores han definido
este proceso como la creación del “personaje”, otros lo han
definido como una segunda naturaleza. Todo este aprendizaje, proceso
de adaptación y desarrollo de habilidades queda reflejado
físicamente, nuestras principales pulsiones quedan materializadas,
in-corporadas en los tejidos. Gracias a la plasticidad del tejido
conjuntivo y a través de reacciones neuro-químicas creamos lo que
se ha llamado “coraza muscular”, el cuerpo se va impregnando de
nuestra manera de funcionar y así refleja dichas pulsiones en forma
de una tipología o actitud corporal. Configuramos patrones
posturales y de movimiento que reflejan nuestra manera de ser. El
personaje y la coraza muscular están hechos con los mismos
materiales. El trabajo que yo propongo se lleva a cabo sobre estos
materiales y sirve para deshacer físicamente la trama-coraza que
dicho personaje ha creado. Al igual
que los sentimientos y actitudes modelan nuestro cuerpo
inconscientemente, realizar prácticas físicas en las que es posible
incorporar conscientemente nuevas actitudes también puede
remodelarnos. El movimiento como
experiencia consciente se convierte en un reaprendizaje neuro-motriz.
Una de las principales funciones de nuestro cerebro con su red
neuronal es la de cartografiar el cuerpo en tiempo real. A veces
fuente de placer y a veces de dolor, este preciado tesoro que es la
vivencia corporal se encuentra en la base de nuestra identidad
personal. Gracias a dicha función sabemos quien somos y es a través
de ella que nos hacemos una idea del mundo que nos rodea, las cosas
son como yo las vivo en mi cuerpo.
Uno
de los objetivos de nuestro trabajo consiste en conservar la nitidez
en este sistema de información/representación, en mantenerlo vivo,
lo cual está asegurado gracias a ese maravilloso caudal de estímulos
que se producen entre el cuerpo y el cerebro durante una sesión de
Trabajo con el Potencial Corporal.
Utilizamos
una gran diversidad de patrones inusuales de movimiento, algunos de
ellos están tomados de la infancia donde la habilidad era más
importante que la fuerza. Curiosamente es en este periodo, cuando
apenas tenemos fuerza, cuando nuestro cuerpo está más alineado
(integrado) y el movimiento es más funcional.
¿Podríamos
hablar algo sobre la respiración?
En
muchas técnicas corporales se busca enseñar a respirar de una
manera determinada, como si se tratara de adiestrar a un animal
salvaje. A veces se pretende que la persona durante el día respire
de tal o cual forma. Hace un tiempo una alumna me decía que su
profesora le había recomendado “apretar la tripa” un poco todo
el tiempo. Yo mismo he escuchado muchas veces “aprieta el abdomen y
respira profundo”. Esto solo por citar un par de ejemplos, algunas
de las propuestas que se sugieren en ciertas técnicas no respetan la
cinética respiratoria, en muchos casos se podría hablar de
ejercicios desaconsejados por las consecuencias que estos tienen a
medio o a largo plazo, tanto a nivel musculo-articular como a nivel
visceral.
En
el organismo humano la respiración es una función refleja, autónoma
y espontánea, podemos intervenir voluntariamente sobre ella en un
momento dado pero afortunadamente no es necesario estar pendiente de
ella todo el tiempo. Nuestra respiración en todo momento se adapta
espontáneamente tanto a situaciones físicas como emocionales y es
por esta razón que a veces se encuentra en cierto modo “bloqueada”,
no disfrutamos de su total plenitud. Todos alguna vez hemos escuchado
la expresión “recuperar el aliento”.
Mi
propuesta se dirige principalmente a liberar la respiración, a
recuperar su espontaneidad, a mejorar su adaptabilidad.
Experimentándola conscientemente podemos llegar a identificar cuando
se encuentra condicionada y cuales son los pequeños cambios que
serían necesarios para recuperar la naturalidad. En Trabajo con el
Potencial Corporal disponemos de infinidad de experimentos
respiratorios que sin duda nos ayudarán a reencontrar dicha
naturalidad.
Podemos
ver la función respiratoria como un río de montaña que fluye
libremente adaptándose al terreno y que más tarde podría ser
canalizado para hacer girar una turbina y así generar energía
eléctrica. Esta metáfora nos puede ayudar a distinguir como dos
grandes áreas al abordar las técnicas respiratorias. La primera se
propone atender al río y a su trayectoria en libertad, digamos que
se ocupa de cuestiones ecológicas, de conservación, de que cumpla
con su función dentro de la naturaleza. La otra tiene que ver con el
rendimiento que podemos sacarle al río para fines determinados, el
Pranayama dentro del yoga y otras técnicas semejantes como el Chi
Kung serían un buen ejemplo de ello. Todas ellas son perfectamente
lícitas siempre que sean aplicadas con “criterios ecológicos”.
A la hora de practicar cualquier técnica, tendríamos que
preguntarnos si estamos respetando tanto la anatomía como la
fisiología de la respiración.
¿Qué
dicen las personas que vienen a practicar?
Después
de todos estos años conservo muchos testimonios que nos servirían
para definir, comprender y valorar el alcance que para cada cual
tiene este trabajo. Cada persona habla de su experiencia y destaca
ciertos aspectos, uno de los que más sorprenden es la utilización
de consignas verbales para dirigir nuestras prácticas, lo
maravilloso de estas consignas es que no solo sirven para definir
movimientos, tienen una doble utilidad, sirven también para la vida,
pueden transformar el cuerpo y la conciencia al mismo tiempo.
Un
ejemplo de estos testimonios es el siguiente:
“NADA QUE COMPRENDER”
“Qué tranquilidad poder estar con las
piernas encima de una banqueta, la espalda sobre la moqueta, los
brazos descansando “de verdad” sobre ella, y no tener nada que
comprender, solo ESTAR. Abandonarme al suelo y SER.
Dos lágrimas salen de los ojos, se deslizan
por las sienes y se introducen en el cuero cabelludo.
Poder hacer un gran tirabuzón-bucle con mi
cuerpo, en cuyo movimiento interviene todo él. Disfrutar de este
movimiento lenta y fluidamente, dándome cuenta de lo que está
pasando en mis brazos mis piernas mi pelvis mi tronco mi cabeza. Como
estoy respirando y qué está pasando con la mirada mientras me
traslado por el espacio. Todo esto sucede en el momento, en este
momento y que no hay NADA MAS… ni NADA MENOS y además…
“no hay nada que comprender”. Que
tranquilidad…
Incluso, qué cierta tranquilidad poder
vivir la intranquilidad, el miedo, el desasosiego y las taquicardias,
sabiendo en el fondo, que todo pasará y probablemente tampoco habrá
nada que comprender.
Qué agradable y descansado es vivir la
economía energética… siempre que te das cuenta. Ver que se puede
funcionar con la ley del mínimo esfuerzo, que cada vez más veces y
antes, te das cuenta que estás tensa en la boca, que mientras
caminas puedes aflojar los hombros e incluso en la cama, tu cabeza
puede descansar sobre la almohada, y que cuando te mueves en ella
utilizas cada vez menos tono muscular.
De vuelta a casa, veo amanecer por la
ventanilla del tren y me siento tranquila en la mente y en el
cuerpo.”
A. R.
Nuestro
interés está en percibir la dimensión total que tienen las cosas
que vivimos, en experimentar y experimentarnos libres de
condicionamientos adquiridos.
Somos
más espirituales cuanto menos interviene el ego y el intelecto, en
cierto modo ellos se comportan como agitadores, pues con frecuencia
tienen miedo o están inseguros, nos generan inquietud. Nos acercamos
al cuerpo y a su sabiduría, su inteligencia innata nos da confianza,
esa es una de las bondades de nuestro trabajo, es ahí donde no hay
nada que comprender.
Jorge
Ramón Gomariz
Formador
y facilitador de grupos en Trabajo con el Potencial Corporal y
Estiramientos
de Cadenas Musculares
Osteópata
y autor del libro “Estiramientos de Cadenas Musculares”